Playera reversible: Trump de un lado, Putin del otro
- XIMENA COVAF
- 18 ene 2018
- 4 Min. de lectura
En el continente americano cuando se habla de racismo, políticas anti-migrantes y odio a los medios de comunicación, resulta fácil pensar en Trump pero, en Europa del Este, la gente tiene a alguien más en mente.
El pasado sábado se llevó a cabo la primera ronda de elecciones en República Checa, los contendientes: el actual presidente en busca de su reelección, y un científico- académico en contra de las políticas actuales.

En la historia de República Checa, Estados Unidos ha sido un pilar y propulsor de su construcción y desarrollo. Woodrow Wilson, el presidente estadounidense que con sus 14 puntos propuso lo que más tarde sería la ONU, defendió también el derecho de los grupos étnicos a formar sus propios países, dando bases a la unión de checos y eslovacos para fundar el país que más tarde tendría su nombre. Checoslovaquia se fragmentó pero siguió teniendo el apoyo de Estados Unidos y, por tanto, de Europa occidental volviéndose miembro de la OTAN y más tarde de la Unión Europea. Si bien el apoyo tan grande que esto significa –seguridad económica, política y militar- ya era suficiente para que los checos acataran todo lo dicho por E.U.A, llega Trump a la Casa Blanca al mismo tiempo que en el Castillo de Praga gobierna Milos Zeman.
No se suele hablar mucho de Zeman, al menos no “de este lado del charco”, pero aquí está el detalle: él ya diferenciaba a la gente por su raza, ya evitaba a los migrantes y ya sentenciaba a los medios mucho antes de que Donald Trump lo hiciera. No obstante, el poder de difusión que tienen las palabras del estadounidense son significativamente mayores a las del checo, por lo que al pronunciarse Trump contra “el terrorismo islámico” uno de sus mayores simpatizantes fue el presidente de República Checa. Tan es así que, tras la victoria del republicano, hizo una declaración pública en la que dijo:
“quisiera felicitar cordialmente a Donald Trump. Soy uno de los pocos políticos europeos que ha declarado públicamente apoyo al candidato, esto porque concuerdo con su opinión en migración así como en la lucha contra el terrorismo islámico”.
Es importante recalcar que Trump lleva apenas 2 años haciendo declaraciones escandalosas, mismos que han sido suficientes para agitar al mundo; pero Milos Zeman ya desde 2011 salía en la prensa menospreciando al Islam y sus practicantes. Fue ese el año en que dijo que el enemigo era la anti-civilización que se esparcía desde el norte de África a Indonesia, haciendo referencia a esta religión y, ahora que la administración de Donald Trump anunció que la nueva capital de Israel será Jerusalem, Zeman fue el único mandatario en apoyar la decisión y decir que mudarán su embajada a la nueva capital.
Por otro lado, Rusia, aunque enemigo de la ex Checoslovaquia tras la invasión soviética al país en 1968, se ha vuelto para los checos una de las fuentes de seguridad más importantes no sólo energética, sino económicamente. Tras las severa crisis económica de 2008 y con la atención de la Unión Europea centrada en la recuperación de sus economías más grandes, República Checa pasó a segundo plano; pero, al ser un país exportador en el sector automotriz, Praga le dio la espalda a Europa y comenzó a apoyarse en el mercado asiático, incluyendo a Rusia. Las relaciones prosperaron hasta el ámbito energético, ya que República Checa depende, aproximadamente, en un 70% del gas ruso, 65% de su petróleo y, desde 2010, un 100% de su combustible nuclear.
Además, los lazos históricos y económicos hacen que Praga busque estar en calma e incluso de acuerdo, con las acciones de Moscú. Esto se demostró tras la invasión rusa a Crimea, donde los checos se pronunciaron en contra de las sanciones económicas impuestas por la ONU al país soviético. Incluso el año pasado, en una visita de Estado, Zeman expresó a Putin que la delegación que lo acompañaba era 10 veces más grande que la que lo acompañó a Francia –140 miembros contra 14- lo cual denota la importancia político-económica que tiene Rusia para la República Checa. En esta misma reunión se habló de la importancia cultural ya que ¼ de la población checa habla ruso y, según Putin, hay un gran interés en sus ciudadanos por el idioma de su contraparte.

República Checa se encuentra ubicada en Europa del Este, punto intermedio entre Asia y Europa de Occidente. Colinda con Alemania al oeste y se encuentra relativamente cerca de Rusia, lo que la vuelve un punto geoestratégico tanto para Estados Unidos como para el gran soviético. Por un lado, para E.U.A. el país refleja a un socio en temas relacionados con los Balcanes y Afganistán; por el otro, República Checa representa para Rusia una puerta de entrada a la Europa Occidental y sus aliados. Como diría el respetado politólogo y consejero de seguridad, Zbigniew Brzezinski: “Lo que suceda con la distribución del poder en el continente euroasiático tendrá una importancia decisiva para la primacía global de los Estados Unidos y para el legado histórico de éste”.
En esta lucha entre potencias, Milos Zeman se ha posicionado como un doble jugador que cambia de equipo tan sólo volteando la playera: le echa porras a Estados Unidos cuando lanza políticas anti-migrantes pero le aplaude más fuerte a Rusia cuando ya se le va a acabar el gas.
La dualidad le ha traído beneficios a Zeman pero, ¿será suficiente para que su racismo sea perdonado y los checos le den la reelección para gobernar 5 años más?
**Agradezco a Leo Brenes por la increíble caricatura**
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