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El liberalismo de la desnudez censurada

  • Foto del escritor: XIMENA COVAF
    XIMENA COVAF
  • 15 mar 2018
  • 4 Min. de lectura

Si algo es seguro del ser humano es nuestra desnudez. Materia y espíritu, diría Platón:

“el cuerpo es la cárcel del alma”,

piel desnuda que asemeja barrotes para la esencia de nuestro ser.


A lo largo de los años el arte ha buscado representar y exhibir la anatomía humana de distintas formas, desde esculturas griegas hasta pinturas renacentistas, desde fotografías hasta body painting. Entre finales del siglo XIX y principios del XX surge en Austria el expresionismo del mismo nombre, siendo Egon Schiele su iniciador y mayor exponente. Las obras de Schiele, caracterizadas por los desnudos y el erotismo, retrataban principalmente a su amante, Wally Neuzil, y a distintas prostitutas, dando a entender que en el hombre hay más que belleza: sentimientos, emociones y hábitos sexuales. Sin embargo, el autor de las obras padeció la crítica de muchos que calificaban su arte como pornográfica, inapropiada e, incluso, grotesca.

Este año se conmemorará al modernismo vienés y, junto con este, el centenario luctuoso de 4 de sus protagonistas: Egon Schiele, Gustav Klimt, Otto Wagner y Koloman Moser. Es por esto que la oficina de Turismo de Viena ha hecho una gran campaña publicitaria de la exposición, no sólo en Austria, sino en Alemania y Reino Unido. No obstante, los últimos se negaban a colocar promocionales en edificios y autobuses con el arte de Schiele por ser “demasiado atrevidos” o, como declaró la alcaldía de Londres: ”no es estético mostrar genitales públicamente, es pornografía”. Por lo que acordaron exponer la publicidad con un letrero que dice:



“Lo sentimos, 100 años pero aún demasiado atrevido hoy”.

En vida a Egon Schiele lo censuraron, quemaron sus obras y lo metieron a la cárcel. En un principio se le acusaba por violación y secuestro de una de sus modelos pero, probada su inocencia, se le acusó y aprisionó por mostrar cuadros con contenidos eróticos en un lugar accesible a los niños.


Si bien hay algunas diferencias entre

ambas imágenes, la más grande es la censura.

La liberación sexual llegada en los años 50, dio paso a un mundo donde el sexo, el cuerpo humano y el feminismo se empoderaron, siendo los métodos anticonceptivos el estandarte del cambio. Desde entonces, el sexo se habla más abiertamente: se educa sobre el tema, se hacen campañas y se vende.

La desnudez es algo que todos conocemos, la tenemos y la vivimos. No obstante, como diría Aristóteles: “algunos convierten todas las facultades en crematística”. El filósofo griego lo que buscaba era explicar que hay gente que utiliza todo para hacer dinero y aumentar su riqueza. Es distinta la exposición del cuerpo desnudo como forma de expresión social que refleja la realidad de la época, que utilizar el cuerpo desnudo como medio para vender productos, vender ideas y generar ganancias.

Actualmente, cientos de campañas publicitarias utilizan al cuerpo humano como crematística, especialmente al cuerpo femenino. Sectores como Moda, que va desde ropa y accesorios hasta cosméticos y fragancias, suele hacer un mayor uso de este recurso, cayendo como lugar común en la “cosificación de la mujer”. Basta ver famosas campañas de marcas como Tom Ford y American Apparel donde el cuerpo se utiliza como gancho para vender su producto, donde el sexo o las insinuaciones sexuales son el imán para hacer creer al mercado que adquiriendo su producto obtendrán lo otro a cambio. Y les funciona.


Tras ser director de la casa Gucci, Tom Ford creó su propio imperio y lanzó su primer perfume el cual le genera ganancias de 150 millones de dólares, sin incluir su línea de cosméticos que reportan generará más de 1,000 millones de dólares para 2020. Por otro lado, en 2007 American Apparel se convirtió en el fabricante de camisetas más grande de Estados Unidos, además de vender aproximadamente 125 millones de dólares fuera de Estados Unidos. Su entonces CEO, Dov Charney, fue finalista de las 100 personas más influyentes del mundo en la revista TIME.

La Comisión de las Naciones Unidas sobre el Estatus de la Mujer celebra cada año un período de sesiones de dos semanas en marzo, donde se abordan las cuestiones que más afectan a las mujeres y las niñas. Fue entonces que se mencionó un estudio realizado en 2008 por investigadores de la Universidad Wesleyan quienes encontraron que, de entre 58 revistas diferentes, en promedio el 51.8% de la publicidad que presentaba mujeres las retrataba como objetos sexuales. Y, cuando las mujeres aparecían en publicidad de revistas para hombres, se las objetivaba el 76% de las veces.

Lo ocurrido a Egon Schiele por su arte muestra a un mundo con doble moral donde se fomentan las libertades sexuales, donde el sexo y la cosificación de la mujer se visualiza en los espectaculares, comerciales y puestos de revistas siempre y cuando tengan como propósito maximizar ganancias. Pero, de lo contrario, cuando se trata de simple expresión, cuando se muestra la naturalidad y la desnudez es cuando se ha de reprimir.

Censura del arte, del cuerpo y la mente.



 
 
 

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